Pateando un bote

Disponemos de aproximadamente 28 minutos, mismos que tenemos que aprovechar por completo. El timbre suena a las 10:00 am para salir y media hora después para entrar. Nos toma un minuto correr desde el salón hasta las canchas y lo mismo en sentido contrario, por eso tenemos 28 valiosos minutos. Si un noble tuvo el detalle de llevar un balón a la escuela y exponerlo a todos los riesgos que conlleva, la reta será memorable, si no, ya todos tenemos visto una botella de plástico de 600 mililitros con tapa para comenzar a jugar. 

Somos 5 contra 5, un bote y en algunas ocasiones el dinero del recreo de por medio, los más talentosos ya jugaron el piedra, papel o tijera para elegir a sus compinches del día, hoy vamos así: El Rafa de portero, David abajo, Luis y yo en el medio y el Pepe arriba anotando. 

En la Escuela Primaria General Álvaro Obregón, tenemos un estacionamiento pavimentado a medias que se utiliza como "cancha grande" cuando no tiene ni de cerca las medidas ni la superficie oficiales para jugar fútbol. Además, una cancha de basquetbol, esa si con medidas oficiales, en la que nadie en la historia de la primaria ha jugado al deporte correspondiente, todos se dividen de manera transversal el área de juego para crear hasta 5 canchas de mini futbol en las que se juega con botes, los que llevan balón van y juegan a la "cancha grande", que por lo general, le corresponde a los de sexto año.



Cuando juegas un partidito justo al lado de otros 4 partidos más, es común echar un vistazo a los demás jugadores, había dos niños particularmente muy buenos para el fútbol con botella, lo único que sabía de ellos es que en ese momento eran de tercer año y a uno le decían "El Jhony" y era morenito y al otro le decían "Zanahoria" y era digno del apodo, pelirrojo como ninguno. Ambos pateaban la botella como si fuera un balón, sabían donde golpearlo para que tomara un efecto u otro, me atrevo a decir que hasta lo cabeceaban cuando era necesario. Nunca, en ningún momento les dirigí alguna palabra. A final de cuenta eran de tercero y yo de quinto y había que estar muy loco para cabecear un bote según mi opinión. 

Ya en sexto año era mas común llevar balón en nuestro grupo, nos correspondía con mas frecuencia la "Cancha grande" y si algún otro grupo de sexto la pretendía todo se resolvía en una "Reta por la cancha" donde el que gana se queda con la cancha el resto del recreo y se queda con el honor que es incluso mas importante. Perder un partido de esos te arruinaba el recreo y te condenaba a una caminata larga de regreso al salón de clases. 

Un día como otros, de camino a la cancha grande, vimos que ya estaba ocupada por unos atrevidos alumnos de cuarto año, que sin temor a sus superiores osaron por llevar balón a la escuela y además ocupar la cancha que era un privilegio solo para los que estaban próximos a graduarse. Nosotros, de sexto y con balón en mano nos pareció una tarea sencilla jugarles por la cancha y mandarlos a dormir temprano, yo ya me había percatado que en ese grupito de cuarto estaban el Jhony y el Zanahoria, a quien ese mismo día supe que le decían "Rica" por Ricardo.  

El partido era a gol gana, como todos los de su estilo. Para sorpresa nuestra no podíamos anotar y ni siquiera estábamos cerca de hacerlo, el Rafa en la portería nos salvó el orgullo en varias ocasiones, poco a poco aumentó la preocupación, mas porque caímos en cuenta que aún ganando el partido y la cancha, ya nos quedaba poco tiempo para aprovecharla solo nosotros, ya con eso los de cuarto nos habían hecho la maldad. Todo parecía ser un 0-0 donde los de cuarto nos invadían el recreo, pero no fue así, al final fue mucho peor. En la última jugada el Zanahoria tomó el balón en la media cancha, disparó y dejó sin posibilidad al Rafa. Ya estaba hecho, el Zanahoria de cuarto año, nos había arrebatado la cancha con un gol de media cancha. 

"No manches, el Rafa se dejó." "De todas maneras ya se iba a acabar el recreo wey." 

Han pasado poco mas de diez años desde aquel entonces, hace dos años supe que el Zanahoria en realidad se llamaba Jesús Ricardo Angulo y venía de Xolos para incorporarse a las categorías inferiores de Dorados de nueva cuenta, lo sé porque ese día estaba con Kiki tomando esas fotos para el registro.



Nadie se imaginaba que de esas canchas a medio pavimentar y que de ese lugar donde se juega al fútbol con botes, saliera un futuro jugador profesional, que actualmente es líder de goleo del Ascenso MX y con un futuro muy prometedor por delante. 

El Canelo aún no ha ganado nada y el debe de seguir consciente de eso, le queda un camino largo por recorrer y si en un momento él llega a pensar que ya lo alcanzó todo, estaría cometiendo el peor error de su carrera, no dejes de disfrutar el fútbol y no dejes de tener hambre Canelo. 

Así como nadie imaginaba lo anterior, yo nunca imaginé que estas lineas las estaría escribiendo una noche en Madrid con un jersey de Dorados del Zanahoria en el cajón de mi ropa. 



Sería una locura y una estupidez tratar de adivinar donde estaremos dentro de 10 años.


DeVolea

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