De Volea

Esta, bien pudiera ser la peor semana del año. Me pasó de todo y lo peor es que no lo anticipé.  En el trabajo, mi credibilidad está en juego por una irresponsabilidad de un compañero al que no mencionaré, bueno si, Manolo olvidó hacer aquel proceso que detenidamente le pedí de favor, pero su incompetencia no le permitió hacerlo y a quien cargan con la responsabilidad y el debér es a mí.  Encima, mi hijo me llega a media semana por primera vez golpeado del ojo, Alejo, un chaval de 6 años que se le hizo muy fácil propinarle sendo puñetazo a mi hijo, así sin más. Y claro, Vicente se portó a la altura y no reaccionó ni se defendió.  Para terminar, el vecino me acaba de estropear mi coche y si no reviso las cámaras de seguridad de la cochera, jamás me habría dado cuenta y me estaría culpando yo de este tremendo rayón rojo en el guarda fango. Yo al menos le habría dejado una nota, un perdón, no sé, ya estamos grandesitos como para asumir las responsabilidades. Ahora a espera

Es un tipo que es capaz de meter las manos si ve que las cosas se están complicando.  El siempre franco y siempre oportuno, Diego Armando Maradona dio de que hablar por enésima vez en su vida futbolística. Lo mejor, es que lo hizo con un gorra y una polo de Dorados puestas.  Por segundo torneo consecutivo, tomó a un equipo último de la tabla general para clasificarlo a la fase final del torneo, utilizando los métodos convencionales del liderazgo, el tipo por si solo es suficiente para generar una atmósfera de confianza tremenda e imponer anímicamente a cualquier persona que sepa lo que es este deporte en el mundo.  El pasado fin de semana, Diego volvió a meter las manos por su equipo, consideró que era el punto de quiebre perfecto para direccionar sus recursos y enfocar todo hacía el objetivo principal de la empresa.  "Me voy de Dorados al final del torneo, pase lo que pase, no tengo contrato firmado con nadie, pero considero que le hago daño al equipo, nadie l